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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Evaluación adaptada para alumnos con TDAH.

     En numerosas ocasiones, nos encontramos en el aula a alumnos que suspenden repetidamente exámenes y áreas cuando sus familias, en la tutoría, nos repiten una y otra vez aquello de <<Si él/ella se lo sabía. Nos había costado muchas horas, levantarnos a veces muy temprano... pero él/ella se sabía el tema. No entiendo cómo ha podido suspender.>>


     La evaluación puede parece uno de los momentos fundamentales dentro del proceso de enseñanza aprendizaje, y posiblemente el que más recordemos cuando hemos sido evaluados en cualquier tipo de enseñanza. ¿Quién no ha tenido en su niñez alguna pesadilla en que acudía un día al examen y no se lo había podido preparar, bien porque el tiempo había transcurrido de forma mágica, o simplemente porque se nos había olvidado apuntarlo?
     Sin embargo, la evaluación sólo es un proceso más, no necesariamente uno de los más importantes, que consiste en comprobar cuál ha sido el grado de consecución de los objetivos que nos habíamos propuesto al principio de todo el proceso, cuyo único fin es garantizar que éste se ha realizado correctamente, informando de detalles que hemos de mejorar -tanto docentes como alumnado y familias- y en qué fase del proceso nos hallamos, para saber si hemos de buscar alcanzar otros objetivos o bien consolidar aquellos que habíamos planificado con anterioridad.


EL EXAMEN SÓLO ES UN INSTRUMENTO MÁS PARA LA EVALUACIÓN Y 
NO DEBE CONDICIONAR TODO EL PROCESO EDUCATIVO.


      Si realizamos un examen escrito, es porque éste posee una serie de ventajas que no contienen otro tipo de instrumentos de evaluación, como...
- Poder dejar constancia, en un breve espacio, de los conocimientos adquiridos por el alumno.
- Servir de instrumento "administrativo" para posibles reclamaciones y evaluaciones, y todo tipo de agentes (alumnado, familias, servicio de inspección...).
- Posee mucha operatividad. Puede, por ejemplo, realizarse en grupo y en un corto período de tiempo, de forma colectiva y se puede archivar fácilmente.
       No obstante, aun aceptando sus muchas virtudes, hemos de aclarar que no es -ni puede ser- la única herramienta de evaluación, ni tampoco es la mejor cuando hablamos de determinados alumnos.
      Como bien saben la mayoría de los docentes, una buena evaluación es aquella que aúna diferentes instrumentos y procedimientos de evaluación, como la observación en el aula, la recopilación de los diferentes trabajos individuales y grupales o la constatación del desempeño diario y la generalización de los aprendizajes, ya que nuestro objetivo primordial nunca es que el alumno o alumna haga bien el examen, sino que adquiera una serie de conocimientos, procedimientos y aptitudes que les hagan enfrentarse con cierto éxito a la vida adulta.
     Es difícil, por ejemplo, valorar con una prueba escrita, cómo se han adquirido las habilidades de trabajo en grupo, de respeto por los valores de los demás, de aplicación en la vida cotidiana de éstos o aquellos procedimientos... ante lo cual sólo podemos abordar una evaluación procesual y de observación en el aula y en el entorno distal educativo.

LA CALIFICACIÓN DEL EXAMEN NO DEBE ESTAR CONTAMINADA POR LAS CARACTERÍSTICAS INDIVIDUALES DEL ALUMNO.
 
     No obstante, si seguimos escogiendo el examen como forma prioritaria de evaluación, lo cual no es obligatoria -ni en muchos casos conveniente- debemos tener en cuenta sus limitaciones, especialmente cuando la escogemos sin tener en cuenta alguno de sus inconvenientes, y que pueden medir de forma inadecuada los conocimientos del alumno:

- Un examen con un tiempo limitado, no puede evaluar a alumnos cuya característica primordial y estilo de aprendizaje es la lentitud.
     Puede que tengamos alumnos y alumnas con un excelente grado de adquisición de los objetivos y competencias que, pero con una acusada lentitud en la realización de las tareas, lo cual puede no recoger convenientemente cómo han adquirido dichos objetivos. En estos casos, se debe flexibilizar el tiempo de evaluación, si no queremos que la nota del examen suponga únicamente la calificación de lo rápidos que pueden ser a la hora de escribir.

-  El examen exige un gran esfuerzo de atención, que algunos alumnos y alumnas concretos no pueden afrontar, como aquellos con TDAH, los cuales necesitan cierto tipo de adaptaciones para poder demostrar su alto o bajo grado de adquisición de objetivos, no únicamente lo que son capaces de atender a una tarea, ya de por sí muy exigente en el plano atencional.


- Con frecuencia, los exámenes están condicionados por un alto grado de adquisición de destrezas en lecto - escritura. La lectura y escritura, si bien son un ojetivo prioritario en la Educación Primaria, no son los únicos que pretendemos adquirir, por lo que no podemos utilizar un método exclusivo de evaluación que presuponga un perfecto grado de adquisición de estos objetivos.
     Podemos pensar que un alumno disléxico, por ejemplo, no está adquiriendo casi ningún objetivo que nos hemos propuesto si lo evaluamos con exámenes con largos enunciados y basado en la comprensión de textos, cuando en realidad el/la alumno/a en cuestión podría haber adquirido muchos conocimientos que no es capaz de poder demostrar sólo porque padece un trastorno neurobiológico que afecta a la lecto - escritura. (Se debe hacer notar que, en nuestro país y siguiendo la legislación vigente, los alumnos con este tipo de dificultades, debidamente diagnosticadas, tienen adquirido el derecho a una evaluación diferente, incluso en la pruebas de acceso a la universidad).

UNA ADECUADA ADAPTACIÓN DEL MODELO DE EXAMEN, PODRÍA DARNOS UNA IDEA COMPLETAMENTE DIFERENTE DEL GRADO DE ADQUISICIÓN DE LOS OBJETIVOS.
   
      Por ello, es primordial realizar una adaptación para estos alumnos teniendo en cuenta sus características.
      Ofrecemos, a continuación, un modelo de examen adaptado para un alumno con TDAH Subtipo Inatento, en un área y unidad didáctica concreta, para ver la diferencia entre una evaluación ordinaria y una evaluación adaptada para este tipo de alumnado.

      Vemos primero el examen ordinario:


      A continuación, podemos ver el examen adaptado, no tan dependiente de un buen nivel de comprensión lectora, ni tampoco de cierta exigencia de atención.



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